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FCBC: Cuando la experiencia abre mercados

26 - 10 - 2020 POR :    Cubadebate/Sheyla Delgado Guerra Di Silvestrelli  
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Potenciar las exportaciones y viabilizar el aprovisionamiento de insumos que garantizan actividades prioritarias, devienen temas estratégicos en la agenda de nuestra economía. Tras la entrada en vigor de las nuevas regulaciones jurídicas sobre comercio exterior, 37 son las entidades del Estado que conforman el roster de empresas autorizadas para ofrecer servicios de exportación e importación a las formas de gestión no estatal.

 

Si bien incluido en esa nómina reciente, el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) recibe las disposiciones con alrededor de diez años de experticia en el proceso de nacionalización de materias primas y materiales para asegurar la creación artística a personas naturales. Se ha desempeñado, asimismo, como empresa exportadora e importadora propia y para el sistema institucional de la cultura. Ello redunda en una experiencia sólida en cuanto a gestión de precios, seguridad en los envíos y variedad de productos.

 

Condiciones que le agencian credenciales de credibilidad y confianza de cara a sus clientes, tanto los tradicionales como los que podrían rubricar nuevos contratos al amparo de la Resolución 315/20 del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX).

 

Para hacer zoom a este proceso, luego de ser aprobados los instrumentos legales en cuestión, Cubadebate dialogó con directivos de la institución que –creada en 1978 y perteneciente al Ministerio de Cultura– dedica especial atención a reforzar la autenticidad de la marca BFC, desde su doble función de curadoría y promoción del producto cultural, por un lado, y de gestión comercial, por el otro.

 

“Su nomenclador es muy amplio y variado –con 1 398 subpartidas entre aprobadas y permanentes–, y da respuesta a la importación de materias primas, maquinarias e insumos, así como a la exportación de tantos bienes como de las producciones artesanales y de las artes visuales se generen, además de los servicios que las acompañan y se derivan de toda la labor creativa de nuestros artistas. Cuando algún producto que se desea exportar o importar no se encuentra en el nomenclador del FCBC, este solicita un permiso eventual al MINCEX, procediendo entonces a ejecutar la operación”. Así lo precisó Fernando Morgan Scott, director de exportaciones del Fondo.

 

Si una forma de gestión no estatal (FGNE) –trabajador por cuenta propia o cooperativa no agropecuaria– está interesada en hacer su importación o exportación a través del Fondo, ¿qué requisitos debe cumplir? ¿Cuál es la documentación a presentar? ¿Adónde dirigirse, con quién contactar?

 

Acerca de estas interrogantes, respondió Morgan Scott que “en ambos casos (exportación e importación) los interesados deberán dirigirse a la unidad estatal de base (UEB) del FCBC en su territorio. El proceso comienza con el llenado de la planilla de solicitud, al tiempo que necesitan presentar carné de identidad, la tarjeta producto 26 debidamente expedida por el Banco donde se realizó el trámite y el contrato correspondiente, el Vector Fiscal y la Declaración Jurada”. En el caso de estos dos últimos documentos, serán exigidos por vez única, teniendo en cuenta su actualización anual.

 

“Ese proceso –subrayó– puede corresponder a una de las modalidades siguientes: solicitudes para la exportación de bienes y servicios, captadas por las UEB a través de su propia actividad de gestión comercial, incluyendo las modalidades de comercio electrónico vinculadas a las FGNE, o solicitudes directas de las formas de gestión no estatal, mediante la UEB asignada como entidad de relación”.

 

Según comentó, a partir de ahí se conforma un expediente que incluye la planilla de solicitud, la remesa documentaria de la UEB y la demanda de la exportación, con las especificaciones pertinentes en cada caso.

 

Por ejemplo, la planilla contempla una descripción de la actividad creativo-productiva, las características técnicas del producto, cantidad, calidad. Comprende además la experiencia exportadora, países hacia donde exporta o mercado ideal, cuál es el origen de los insumos, las condiciones de empaque y embalaje, fundamentalmente.

 

En tanto, la remesa documentaria de la entidad de relación entre el cliente y el FCBC se sustenta en dos avales. El primero es la evaluación de la Comisión Técnico-Artística, “integrada por prestigiosos artistas de diferentes manifestaciones en capacidad para valorar la calidad del producto, la cual emite el dictamen de que el bien o el servicio cumple con los requisitos para ser exportado, junto a las consideraciones técnicas, de calidad, cantidad, precios y destino. Este es un paso muy importante para las formas no estatales porque la Comisión, una vez efectuada la evaluación, hace un reconocimiento que se convierte en una oportunidad para corregir o perfeccionar algún detalle e ir guiando al producto, si fuese necesario, por el camino de mejora continua hasta lograr una calidad artística reconocida”. El segundo aval resulta el acta del Comité de Contratación, instancia donde se analizan y aprueban la solicitud de la demanda, la ficha de costo, entre otros aspectos.

 

Mientras, la demanda de exportación recoge la descripción de bienes y servicios, la cantidad, especificaciones técnicas y de calidad, precios de venta, presupuesto disponible para cubrir los gastos de la operación, términos financieros y formas de pago, tipos de envases y embalajes, temperaturas y otros parámetros físicos que se requieran para la transportación, puntualizó el funcionario.

 

Orquidia Lescay Alzuaga, directora de Comercio Exterior (Comex), señaló que “toda esta documentación es enviada a la instancia que dirige, donde se realiza el proceso de exportación. El comprador o cliente también puede ser gestionado por la dirección de Comex, de no haberse definido previamente en cualquiera de las estructuras del Fondo, o puede venir con una intención de exportación identificada por la FGNE ante la UEB designada”.

 

Cuando la intención de negocio tiene identificada una compañía extranjera, entonces se solicitarán los documentos acreditativos del cliente y la fundamentación de la operación. Entre los documentos acreditativos de la empresa, compañía o sociedad anónima en el exterior se exige la protocolización, el acta de constitución, aval bancario certificado con el último ejercicio fiscal, perfil de la empresa y la inscripción en la Cámara de Comercio o Registro Mercantil de su país, según proceda. Posteriormente debe transitar por la aprobación del consejo de dirección como parte de la cartera de clientes. Y de ahí se realiza el pliego de concurrencia, si fuera necesario.

 

De la intención al contrato: la hoja de ruta de un proyecto

 

¿Cómo es el ciclo de las exportaciones/importaciones a través del FCBC, desde la solicitud del cliente hasta la culminación del proceso? Pasos a seguir, máximo de días hábiles definidos...

 

De acuerdo con los directivos, la exportación podría realizarse en un plazo máximo de quince días, dependiendo de la solicitud, la complejidad de la obra, los tiempos pactados con el cliente y los trámites procesales. Si está todo en regla, se procederá entonces a efectuar el pago a la forma de gestión no estatal. En el caso de las importaciones, el proceso puede oscilar entre ocho y quince días, según la concurrencia.

 

El pago a la empresa a la cual se le hizo la importación será en un plazo no mayor a treinta días después de haberse adquirido la mercancía y, en las exportaciones, a quince días de caer en la cuenta el importe correspondiente a la mercancía comprada.

 

Ahora bien, desde la perspectiva de los clientes una pregunta común podría apuntar a las ventajas comparativas de la contratación con el FCBC, teniendo en cuenta que el abanico de empresas autorizadas con estos fines alcanza a otras 36 entidades estatales.

 

“Primero, la experiencia del Fondo como empresa exportadora de productos y servicios culturales. Segundo, el hecho de tener una cartera de clientes y proveedores que conocen las necesidades y posibles mercados para la adquisición del producto. En tercer lugar, la existencia de empresas transitarias que realizan las actividades de comercio exterior en el país”, coinciden los especialistas.

 

Además, el FCBC posee una red de filiales en las 15 provincias del país y el municipio especial Isla de la Juventud que viabiliza los procesos en términos de proximidad y de simplificación de procedimientos burocráticos, acercando así la empresa a sus clientes.

 

“Contar con una base de datos actualizada y organizada por productos que de forma frecuente usan las formas de gestión no estatal, agilidad y efectividad en la operación, y un proceso de negociación con márgenes preferenciales y ventajosos” hacen también, a los ojos de estos actores económicos, más atractiva la relación contractual con la entidad referida.

 

A ello se une “la aplicación del concepto de facilidades artísticas, mediante el cual se aprueba financiamiento para materias primas, maquinarias e insumos con apoyo de la empresa”.

 

Calidad, rapidez, profesionalidad y garantía en la negociación con las empresas devienen otras ventajas para quienes, al calor de las recientes medidas, desean pasar de la intención al contrato.

 

Aproximaciones preliminares para un examen “a Fondo”

 

A poco más de dos meses de la publicación de estas normas jurídicas en materia de comercio exterior, Cubadebate quiso tomarle el pulso a la experiencia al interior del Fondo Cubano de Bienes Culturales.

 

Hasta el momento son tres las solicitudes de clientes extranjeros en materia de exportación, dos de ellas se trabajan con vistas a exportar próximamente. Se han captado 31 nuevas intenciones de negocios, siendo las provincias más representadas: Artemisa (6) y Matanzas, Cienfuegos, Camagüey, Las Tunas y Santiago de Cuba (4 cada una).

 

En cuanto a las importaciones, se han recibido 52 solicitudes procedentes de todas las provincias y ya han sido rubricados cinco contratos de esta naturaleza.

 

Atendiendo a la urgencia e interés de promover la exportación como ítem neurálgico en la estrategia económico-social para revitalizar la economía cubana, cobra mayor pertinencia la constante identificación de posibles nuevos productos y servicios con potencial exportable. Esto supone el estudio de dinámicas y el rediseño de estrategias para intencionar este proceso desde la empresa.

 

Sobre este particular, el director de exportaciones enfatizó que se identifican nuevos productos y servicios, y se intencionan a partir de incentivar en el sector no estatal la calidad de sus obras, la necesidad de profundizar en los estudios y búsqueda de oportunidades de mercados y clientes potenciales, por áreas, por regiones. Y en ello intervienen tradiciones, costumbres, valores identitarios regionales, lazos ancestrales, acompañado de una estrategia de comunicación que optimiza espacios de retroalimentación incluyendo las redes sociales.

 

Una de las experiencias que se consolidan es el comercio electrónico, aseguran los funcionarios.  En este sentido, disponen de tres plataformas para esa actividad, estrechamente conectadas con los artistas de su catálogo.  “A la cabeza de ese movimiento –explican– se encuentra LASA, un proyecto desarrollador con alta capacidad intelectual instalada y resolutiva, que tiene como elemento fundamental su enfoque en el desarrollo local sostenible. La iniciativa ofrece múltiples opciones a la comunidad de San Agustín en varias dimensiones, combinando el arte con el bienestar social, la mejora tangible a las condiciones de vida de los ciudadanos, así como la producción de alimentos para el consumo local y para la exportación”.

 

¿Desafíos derivados de las relaciones contractuales con las formas de gestión no estatal? “Muchos, pero entre los principales a mi juicio: despertar la vocación exportadora, unido a la investigación de mercado de cada producto”, refiere Fernando. “La actividad creativa es muy amplia, de ahí el reto de encauzar cada obra para que reúna los requisitos de calidad de un producto exportable. Además de la búsqueda, con inmediatez, de mercados meta y clientes objetivos que aprecien la calidad de esta, a la par que logremos convertirla en un bien apto para la exportación”. Desafío compartido –insiste– entre las formas de gestión no estatal y el Fondo para “unidos vencer barreras” en este ámbito.

 

A la luz de los análisis, las nuevas facilidades para la exportación y la importación tienen un camino de retos y también de oportunidades en un sector de la economía donde no pocos clientes han expresado cierto escepticismo en la mediación de empresas especializadas. Sin embargo, posicionar un producto o un servicio de factura nacional en mercados foráneos requiere de experticia y de modos de hacer, de canales y alianzas, de respaldo a voluntades para su buen desenlace en el mundo de los negocios.

 

Es comprensible que en una actividad familiar o de cualquier naturaleza se defienda toda vía de ahorro por concepto de márgenes comerciales en servicios de terceros, pero no podemos juzgar únicamente una experiencia por su beneficio o no a la economía de un grupo determinado de familias.

 

Bien vale el intento el optimizar los espacios y canales existentes para insertarnos en nuevos mercados con ofertas made in Cuba o bien aprovisionarnos de los insumos necesarios para seguir robusteciendo tanto a la empresa socialista como al sector no estatal. Y más cuando en la lista de empresas especializadas encontramos nombres que ya han explorado y penetrado mercados internacionales, con un catálogo reconocido, experiencias de éxito y buenas prácticas, más allá de cualquier sombra posible.

 

Ese garante hace, si no más expedito, al menos más seguro el camino de las negociaciones.

 

Quizás aquí se cumple, de manera nítida, la expresión de que solos llegamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos.



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