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Fidel en el Arte

25 - 11 - 2019 POR :    Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana  
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Fidel Castro no quería después de su muerte grandes monumentos, ni pinturas, ni calles con su nombre o cualquier forma de culto a su personalidad, mas, en vida muchos artistas plásticos no resistirían plasmar en su obra una visión muy propia del hombre palpitante dentro del traje verde olivo.

 

Guayasamín sería uno de ellos. Incluso, tendría el privilegio de contar con varias horas de la ajetreada agenda del entonces primer ministro para retratarlo en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en 1961.

 

Según relatarían luego, entre ambos surgió una amistad a primera conversación, entre las preguntas mutuas sobre la pintura, la situación en Ecuador o los planes de la todavía reciente Revolución Cubana.

 

Quien sería considerado el Pintor de Iberoamérica por la trascendencia de su arte, necesitaría otras tres obras más para plasmar un poquito mejor todas las almas, facetas y misterios del alma de Fidel. Lamentablemente, la obra original desapareció y solo quedan copias fotográficas.

 

En su natal Holguín, Cosme Proenza el Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz, contó al Periódico Ahora, su orgullo al conocer que Fidel conservaba un cuadro suyo colgado en la sala de su casa. “Ese sentir por estar ahí en la casa de Fidel, a través de mi obra, es indescriptible. Si la pieza está ahí es porque le gusta, porque cuántas cosas no le habrán regalado, y no las tiene puesta, porque además es imposible”.

 

Por ello imagino la satisfacción cuando por el  aniversario 90 del natalicio del líder eterno, una pintura suya embelleció la portada de “Fidel como una espada reluciente”, libro producido por la Editorial La Luz donde periodistas holguineros rememoran las  visitas de Fidel a ese territorio.

 

Un “Fidel de corazón” buscó el Premio Nacional de Artes Plásticas, Nelson Domínguez con un proyecto dedicado construir instantes decisivos en guerrilla, en la Sierra Maestra o junto a otras personas que también marcaron la historia.

 

 

Ellos  no fueron ni de cerca los únicos. Alicia Leal, Flora Fong, Ernesto Rancaño (imagen en portada), Dausell Valdez, José Luis Fariñas, Roberto Fabelo construyeron su propio comandante. En la gráfica tampoco faltan quienes le buscaron. Un ejemplo icónico es la “Cuba Postcastro” de Ares. Una imagen que con un discurso para nada gastado, golpea muy duro todas los malos augurios de un futuro sin Fidel.

 

 

El Fidel de los artistas tiene su poco de mito, de jinete alado, de Sierra Maestra impregnada en la esencia, de hombre grande con un país en sus hombros, de lo más patriótico que componía su identidad, del ejemplo de José Martí, de las palmas, el tocororo.

 

 

Pero no les basta. Esa imagen la componen asimismo escenas de Birán, su gusto por la cocina, el calor humano que emanaba hacia su pueblo, de sus momentos de alegría, reflexión o tristeza, de esas emociones que en el fondo lo hace más parecido a los estudiantes, al obrero, al niño, las personas que día a día intentan construir una Cuba mejor.



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